Alexandr Pushkin, pionero de la literatura rusa moderna, nos sumerge en el universo del relato gótico con El fabricante de ataúdes, una historia breve pero inquietante que juega con lo fantástico y lo macabro. A través de su protagonista, Adrián Prójorov, el escritor explora la percepción humana sobre la muerte y la arrogancia de los vivos frente a su destino inevitable.
La trama sigue a Prójorov, un fabricante de ataúdes que, durante una celebración con sus nuevos vecinos, realiza una burla imprudente sobre sus clientes fallecidos. Lo que parece un comentario inofensivo desencadena una noche surrealista donde los muertos parecen regresar para ajustar cuentas.
Pushkin construye un relato donde el simbolismo cobra gran peso: los ataúdes representan lo ineludible, la fiesta simboliza el frágil contraste entre vida y muerte, y los difuntos que regresan actúan como un recordatorio de respeto olvidado. En su tono gótico, el autor nos deja una moraleja clara: la muerte no distingue entre orgullosos y humildes, y burlarse de ella puede traer consecuencias inesperadas.
El fabricante de ataúdes no solo es un relato fantástico, sino también una reflexión literaria sobre el miedo, el respeto y la ironía de la existencia. Con su estilo incisivo, Pushkin nos invita a cuestionar nuestra relación con la muerte en un mundo que, paradójicamente, la esquiva hasta que es demasiado tarde.
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