El efecto del Coquí en el sueño: la filarmónica nocturna de Puerto Rico

San Juan, Puerto Rico – Dormir en la montaña es una experiencia única. El sosiego que brinda la naturaleza se complementa con una orquesta nocturna: el canto del coquí. Para quienes han crecido en la isla, este sonido no es ruido de fondo, sino un acompañamiento melódico que marca el ritmo de la noche. Cuando hablo por teléfono con amigos en San Juan, siempre me dicen:"¿Y ese coro que te acompaña?"**. Para quienes viven en la ciudad, la presencia sonora del coquí es algo exótico, pero para nosotros, es nuestra filarmónica nocturna. En las mañanas, la sinfonía cambia y son los pájaros quienes toman el relevo, trayendo una melodía nueva al amanecer. El soni

do rítmico del coquí ha sido objeto de estudios sobre su influencia en el descanso. Su repetitivo "co-quí", emitido en intervalos regulares, actúa como un tipo de ruido blanco que puede inducir relajación. Para muchos puertorriqueños, dormir sin este coro es extraño, pues el oído se ha acostumbrado a su presencia y su ausencia genera una sensación de vacío. La palabra "coquí" proviene de una **onomatopeya**, ya que imita el distintivo sonido que emiten estos anfibios. Su nombre científico es *Eleutherodactylus coqui, un término que hace referencia a su habilidad de saltar y su independencia de cuerpos de agua para su desarrollo. A diferencia de otras especies de ranas, el coquí no pasa por una fase de renacuajo. Nace completamente formado y listo para habitar su entorno, lo que le permite adaptarse a diferentes climas y ecosistemas de la isla. El coquí prefiere regiones húmedas con vegetación abundante, lo que hace de las montañas su hogar ideal. En lugares como **El Yunque** y **Cayey**, estos pequeños anfibios encuentran refugio entre hojas y troncos. En zonas altas, la temperatura es más estable y las condiciones les permiten prosperar sin ser fácilmente atacados por depredadores. En Cayey, la conexión con el coquí es aún más especial. Este municipio, ubicado en la Cordillera Central, es conocido como **"La Ciudad del Coquí Dorado"**, en honor al *Eleutherodactylus jasperi*, una especie única que destacaba por su color amarillo brillante. Aunque algunos creen que el Coquí Dorado se ha extinguido, su legado sigue siendo parte del imaginario colectivo de los cayeyanos. Para los puertorriqueños, el coquí es más que un sonido nocturno; es un emblema de identidad. Su presencia ha inspirado canciones, leyendas y poemas. Incluso los boricuas que viven fuera de la isla expresan nostalgia por su canto, pues lo consideran un vínculo profundo con su tierra natal. En un mundo donde el ruido de la ciudad domina las noches, el coquí sigue siendo un recordatorio de la tranquilidad que ofrece la naturaleza. **Su canto es un eco de Puerto Rico, una melodía que nos pertenece y que nos acompaña, noche tras noche.**