Cuál es realmente la filosofía de AGP?
“Hay que tener una visión clara de hacia dónde dirigir a esta Isla”
Un líder debe tener una filosofía clara con relación a los asuntos medulares
sobre los cuales pretende guiar a sus seguidores. En el caso del gobernador de
Puerto Rico, Alejandro García Padilla, sin embargo, su visión filosófica todavía
no está definida.
En el ámbito social, por ejemplo, el gobernador a veces se proyecta como una persona de mano firme y en otros momentos parece mucho más flexible. De forma similar, en materia económica, su visión ha oscilado desde favorecer los incentivos contributivos para empresas foráneas hasta promover una visión más localista del desarrollo. Veamos dos ejemplos recientes que demuestran esa ambivalencia.
En otras palabras, la Ley Núm. 246 antes citada ya permite acusar a un padre por maltrato de menores por no cumplir adecuadamente con sus obligaciones para con la educación de sus hijos. Según me informan fuentes conocedoras de estos procesos, la referida ley ya se usa para esos propósitos.
Contrario a su opinión expresada recientemente a favor de que se acusen por maltrato a los padres que no cumplan con sus obligaciones escolares, el 9 de noviembre de 2011, el entonces senador García Padilla le votó en contra a la referida ley que permite hacerlo. Pregunto: ¿cuál es realmente su filosofía con relación a las responsabilidades de los padres hacia la educación de sus hijos, la que expresa ahora como gobernador de ser fuerte y severo con quienes incumplen o la de ser laxo que lo llevó a votarle en contra a la Ley Núm. 246 cuando era senador?
En el ámbito económico, durante los últimos años, los líderes del Partido Popular Democrático han argumentado que los problemas económicos de Puerto Rico se deben a la pérdida de incentivos económicos, particularmente la eliminación de la Sección 936 del Código de Rentas Internas federal. Aun así, en su Mensaje de Juramentación, el gobernador García Padilla incluyó el siguiente breve relato sobre la economía de Puerto Rico: “Pasamos de la economía agraria de monocultivos, a la industria ligera de la aguja; cuando ya nuestros niveles de desarrollo no nos permitían competir en la costura, construimos un poderoso andamiaje de producción química; cuando las fuerzas geopolíticas dieron al traste con esa industria, auspiciamos una de las más altas densidades mundiales de manufactura de medicamentos y equipos médicos”.
Desde luego, si fueron “nuestros niveles de desarrollo” los que terminaron con la competitividad de la industria de la aguja en Puerto Rico, y si lo que dio “al traste” con la producción química fueron “las fuerzas geopolíticas”, entonces la pérdida de los incentivos contributivos no tuvieron nada que ver con la reducción en el empleo en la manufactura que se ha experimentado en la Isla durante los últimos años. Pregunto: ¿cuál es realmente la filosofía económica del gobernador y hacia dónde pretende llevar a Puerto Rico? ¿Hacia la búsqueda de nuevos incentivos contributivos tal como ha sido hasta ahora la prédica de su partido, o hacia un nuevo derrotero que todavía no ha definido?
Para poder sacar a Puerto Rico hacia delante y resolver los graves problemas que nos aquejan, hay que tener una visión clara de hacia dónde dirigir a esta Isla. Si la ruta no está clara, y si se toma el poder sin tener una visión certera de hacia dónde dirigirnos, mal veo a Puerto Rico.
De nuevo, esto no pinta bien.
En el ámbito social, por ejemplo, el gobernador a veces se proyecta como una persona de mano firme y en otros momentos parece mucho más flexible. De forma similar, en materia económica, su visión ha oscilado desde favorecer los incentivos contributivos para empresas foráneas hasta promover una visión más localista del desarrollo. Veamos dos ejemplos recientes que demuestran esa ambivalencia.
Luego de percatarse del bajo
porcentaje de padres que acuden a recoger las notas de sus hijos en las escuelas
públicas, el gobernador García Padilla les solicitó a los secretarios del
Departamento de Educación y del Departamento de la Familia que desarrollen un
plan para obligar a los padres a cumplir con sus responsabilidades en lo que
respecta a la educación de sus hijos (‘Rigor contra
los padres’, El Nuevo Día, 11/enero/2013). Según la directriz, el plan debe
incluir la posibilidad de radicarles acusaciones por maltrato a los padres que
incumplan con esas responsabilidades.
El Artículo 3, inciso (z), de la Ley Núm. 246 de 16 de diciembre de 2011
(‘Ley para la Seguridad, Bienestar y Protección de Menores’), define la
negligencia como un “tipo de maltrato que consiste en faltar a los deberes o
dejar de ejercer las facultades de proveer adecuadamente los alimentos, ropa,
albergue, educación o atención de salud a un menor…” Además, señala que “… se
considerará que un menor es víctima de negligencia si el padre, la madre o
persona responsable del menor ha incurrido en la conducta descrita en el
Artículo 166 A, incisos (3) y (4) del Código Civil de Puerto Rico”. El
inciso (3) del referido artículo del Código Civil establece, como uno de los
deberes de los padres, el supervisar la “educación y desarrollo” de sus
hijos.En otras palabras, la Ley Núm. 246 antes citada ya permite acusar a un padre por maltrato de menores por no cumplir adecuadamente con sus obligaciones para con la educación de sus hijos. Según me informan fuentes conocedoras de estos procesos, la referida ley ya se usa para esos propósitos.
Contrario a su opinión expresada recientemente a favor de que se acusen por maltrato a los padres que no cumplan con sus obligaciones escolares, el 9 de noviembre de 2011, el entonces senador García Padilla le votó en contra a la referida ley que permite hacerlo. Pregunto: ¿cuál es realmente su filosofía con relación a las responsabilidades de los padres hacia la educación de sus hijos, la que expresa ahora como gobernador de ser fuerte y severo con quienes incumplen o la de ser laxo que lo llevó a votarle en contra a la Ley Núm. 246 cuando era senador?
En el ámbito económico, durante los últimos años, los líderes del Partido Popular Democrático han argumentado que los problemas económicos de Puerto Rico se deben a la pérdida de incentivos económicos, particularmente la eliminación de la Sección 936 del Código de Rentas Internas federal. Aun así, en su Mensaje de Juramentación, el gobernador García Padilla incluyó el siguiente breve relato sobre la economía de Puerto Rico: “Pasamos de la economía agraria de monocultivos, a la industria ligera de la aguja; cuando ya nuestros niveles de desarrollo no nos permitían competir en la costura, construimos un poderoso andamiaje de producción química; cuando las fuerzas geopolíticas dieron al traste con esa industria, auspiciamos una de las más altas densidades mundiales de manufactura de medicamentos y equipos médicos”.
Desde luego, si fueron “nuestros niveles de desarrollo” los que terminaron con la competitividad de la industria de la aguja en Puerto Rico, y si lo que dio “al traste” con la producción química fueron “las fuerzas geopolíticas”, entonces la pérdida de los incentivos contributivos no tuvieron nada que ver con la reducción en el empleo en la manufactura que se ha experimentado en la Isla durante los últimos años. Pregunto: ¿cuál es realmente la filosofía económica del gobernador y hacia dónde pretende llevar a Puerto Rico? ¿Hacia la búsqueda de nuevos incentivos contributivos tal como ha sido hasta ahora la prédica de su partido, o hacia un nuevo derrotero que todavía no ha definido?
Para poder sacar a Puerto Rico hacia delante y resolver los graves problemas que nos aquejan, hay que tener una visión clara de hacia dónde dirigir a esta Isla. Si la ruta no está clara, y si se toma el poder sin tener una visión certera de hacia dónde dirigirnos, mal veo a Puerto Rico.
De nuevo, esto no pinta bien.
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